La tercerización es una estrategia que permite crecer, profesionalizarse y reducir costos. Sin embargo, subsisten en las empresas creencias y temores que aún frenan su difusión.
¿Tercerizar o no tercerizar? Esa parece ser la pregunta para muchas empresas pequeñas, medianas y grandes. En un entorno cambiante y frente a la necesidad de mejorar la rentabilidad, sin que esto conlleve atarse a incrementos en los costos fijos, subcontratar servicios surge como una posibilidad atractiva.
Sin embargo, para las compañías poco habituadas a esta práctica muchas veces se generan dudas y temores sobre la dinámica de este proceso. Para analizarlas en profundidad, Ignacio Cincunegui, nuestro Gerente Comercial de Gestión Compartida, ofrece información sobre cada uno de las creencias (verdaderas o no) más habituales.
Mito 1: “Tercerizar es más costoso económicamente que trabajar con personal propio”
Una de las principales cuestiones a analizar es cómo juegan los costos de un servicio externo vs. la utilización de recursos de la misma empresa.
En ese sentido, se debe ser muy cuidadoso en la comparación: No se trata simplemente de cotejar una tarea contra un sueldo. Hay actividades que además de los recursos humanos necesitan de un complemento tecnológico, cuya adquisición y mantenimiento conllevan costos. El proveedor de la tercerización tiene la obligación de mantenerse actualizado tecnológicamente y de cargar con todos los gastos extra que puedan surgir. Por lo cual la empresa obtiene siempre la mejor tecnología, sin acarrear con sus costos.
También hay que tener en cuenta que permite ahorrar en “costos ocultos”, tales como actualizaciones de software, cambio de convenios, hardware, capacitación, eventuales contingencias, etc.
Cincunegui brinda otro ejemplo a analizar: la subcontratación de la gestión de compras de insumos no críticos. En este caso, es una tarea que podría desarrollarse en forma interna. Sin embargo, gracias a una economía de escala, una empresa especializada siempre tendrá mayor capacidad de negociación por manejar mayores volúmenes de compra, generando de esta forma un ahorro en la adquisición de productos y servicios.
Mito 2: “La tercerización lleva al despido de trabajadores”
Cuando se hablar de “tercerizar” en ciertos sectores de la empresa parecen encenderse luces de alarma, ya que esta palabra suele unirse a conceptos de “reestructuración”. Pero, ¿es esto correcto?
Según explica Cincunegui, puede suceder que una primera respuesta a la incorporación de un nuevo elemento sea el rechazo. Sin embargo, la mejor forma de que una empresa crezca, y por tanto pueda retener y desarrollar su capital humano, es centrándose en realizar exitosamente las tareas relacionadas con el núcleo de su negocio, que es lo que genera ganancias.
Tercerizar procesos alejados del core business permite orientar al personal a desempeñarse sin distracciones sobre las áreas que agregan valor al negocio. Para que esto sea comprendido, es esencial que todos los funcionarios de la organización conozcan en profundidad la estrategia, misión y objetivos para una correcta aplicación del proceso de tercerización. Al contratar un servicio de outsourcing se está optando por un aliado estratégico a fin de potenciar el negocio y resolver problemas puntuales que muchas veces distraen de los verdaderos objetivos.
Mito 3: “La tercerización pone en riesgo la confidencialidad”
Muchos empresarios aún se sienten inseguros al tener que sacar información fuera de su compañía. Sin embargo, a veces no son conscientes de que ya lo hacen en sus actividades diarias, por ejemplo, al enviar documentos por correo o subir información a servidores o a la nube.
Cuando se subcontrata un servicio que requiere el manejo de datos, el proveedor está obligado a contar con los más altos estándares de seguridad disponibles en hardware y software, por lo que su datacenter cuenta con medidas de seguridad ampliamente superiores a las de las empresas.
Mito 4: “Tener procesos tercerizados le quita ‘flexibilidad’ a la empresa”
Muchas veces se confunde “flexibilidad” con “informalidad”. Trabajar con un externo lleva a pensar los propios procesos de la empresa y ordenar los esquemas de trabajo. Esto obliga a un esfuerzo inicial de ordenamiento, que a futuro siempre deriva en procesos más eficientes. Tercerizar no lleva a perder flexibilidad, ya que la búsqueda de buenas prácticas siempre se adapta a las características y necesidades de cada empresa.
Mito 5: “Tercerizar no hace crecer a una empresa”
Para una compañía, abarcar más tareas no es sinónimo de crecimiento. Lo importante es entender cómo se mide la ventaja económica y productiva. El outsourcing permite que la empresa enfoque sus esfuerzos en la mejora productiva, desligándose de procesos engorrosos que desvían esfuerzos y conllevan gastos fijos y costos indirectos, pero que no generan evolución de las ganancias.
Realidades
Sin dudas, lo que hace rentable a una compañía es focalizarse en su área de expertise y explotarla adecuadamente. Para esto debe saber identificar aquellas tareas que no forman parte de su competencia esencial y evaluar tercerizarlas, para evitar la pérdida de tiempos y recursos, y centrarse en generar ventajas competitivas.
La tercerización ayuda también a las empresas en crecimiento, dado que les permite incorporar servicios y tareas sin necesidad de grandes inversiones en infraestructura, tecnología y capacitación. Contar con servicios externalizados además brinda un plus de seguridad, dado que permite una estandarización de procedimientos siguiendo las mejores prácticas de calidad. Por otro lado, contar con un prestador de servicios profesionales ayuda a sustituir la complejidad de varios vínculos por una relación con único proveedor que proporciona soluciones integrales.
Pensando en estos puntos, puede entenderse la conveniencia de que las empresas realicen un análisis de factibilidad para entender dónde están destinando sus esfuerzos y si sería conveniente desligarse de tareas secundarias, a fin de reducir costos y ganar en rentabilidad.